Lo
conocí muerto.
Inútiles
fueron los intentos de la masa
por
resucitarlo con un te amo.
Jamás
el muerto se puso de pie
ni
mucho menos se fue caminando
hacia
la estación del tren.
Inútil
fue todo por retenerlo,
incluso
si todos en ese momento
habrían
detenido el giro de la tierra
para
gritarle tiernamente
resiste,
no mueras, te amamos tanto, tanto.
La
sangre se escapaba inútilmente
inunda
la plaza
en
que todos alguna vez
jugamos
niños sin sospechar
que
la muerte era algo posible.
Vivimos
cada día del año sin saber
cuál
de todos ellos estaremos muriendo
al
lado de un carrusel impertérrito,
al
lado de la impavidez del mundo
¿Cuál
de todos estos días vendrá el blanco a absorberme?
¿Cuántos
catorces de mayos habrás vivido tranquilamente
haciendo
minucias cotidianas,
callando esa voz que decías que te llevaba?
Uno
de esos catorce de mayo…
Te
conocí muerto, te amé muerto
¿Habrías
sobrevivido si me hubiera enamorado antes de ti?
¿Habrías
sobrevivido si en ese preciso instante
no
habría matado a nadie con alguna fatídica confesión?
¿Y
si no hubiera dicho nada?
¿Y
si me habría quedado en casa?
¿Y si hubiera ido corriendo a abrazarlo?
Pues
conocida es la historia del vuelo de una mariposa en China
y
sus consecuencias en las antípodas.
La
gente agolpada alrededor de su cadáver,
No
mueras, te amamos tanto,
no
mueras, por favor, te amo tanto.
Vivo
tal vez no lo habré reconocido.
Seguramente
en el mismo vagón
nos habremos esquivado las miradas
y lo disolví en mi memoria.
Hoy
voy al lugar donde caíste.
Simulé
tu muerte, seguí tus movimientos de dolor,
Te
acurrucaste, no paro de ver tus fotos, te acurrucaste como en aquella foto que
publicaste en año nuevo, año último, ¿lo habrías sabido? El vuelo de la
mariposa…
Simulé
tu muerte
y los ojos se me nublaron de bombas lacrimógenas, la garganta me llora
y marco tu número en un teléfono público,
Tu
voz que no respondo,
cuelgo
y me trago la garganta,
muerte
al lado de la infancia
atropellada
por las balas en el carrusel.
Miro
a la ciudad desde arriba
y me digo, allí moriste, sin poder amarte vivo.
Cada
día la nada se autoconfirma
y antes de que la oscuridad me duerma
me
convenzo de este error que es estar arrojada
y que se corrige con la muerte.
Pero
decir te amo es igual a decir esperanza.
Decir
te amo es hacer eternidad,
aunque
morir sea demasiado fácil.